TOROS DE TORRESTRELLA
PARA JOSÉ GARRIDO, ÁLVARO LORENZO Y GINÉS MARÍN.
CORRIDA DE MUCHOS
MATICES
Primer festejo del ciclo continuado de
la Fería de Abril. Cártel del gusto de aficionado porque ante astados de Torrestrella, hierro
encastado, se enfrentan tres toreros jóvenes que intentan rompen el escalafón
para hacerse hueco e imponer su torería.
El primer matiz es que su
tauromaquia no rompe con los cánones
modernos del toreo actual. Es más de lo mismo y aunque se esperaba cierta
calidad en su labor, lo cierto es que en términos generales salimos
decepcionados.
Cierto es que los toros de Álvaro Domecq
no son la “tonta del bote” de los dos festejos anteriores. Sin llegar a ese
medio toro que nos tienen acostumbrados las figuras, los toros jerezanos, ni
aburrieron al aficionado, ni se “dejaron”, sino que plantearon los problemas
que conlleva la casta y transmiten esperanza de faenas trabajadas y algo de
emoción a los tendidos.
Los dos borrones de Torrestrella fueron
la manifiesta flojedad del primero y las dudas que al aficionado presentaban
los pitones del lidiado en segundo lugar. Eran defensas que pedían a gritos un
análisis posterior, pero ya sabemos que los presidentes y veterinarios están a
otras cuestiones.
Ni que decir, que una vez más la suerte
de varas fue también puro teatro, estafa clara y continuada al aficionado al
que entre todos hurtan una parte tan importante de la lidia.
Advertencia
a José Garrido. Es su obligación colocar al toro en suerte tras la raya de
menor diámetro. Nadie tomará cartas en el asunto.
Lo
mejor de la tarde lo firmó Garrido en el cuarto. Lances primorosos con el
capote y faena vibrante con la muleta. Comenzó de rodillas para calentar. Dos
tandas con la derecha ganando terreno para fuera y continuidad con la
izquierda, aunque ya más desigual su labor. Como el toro tenía poder y su
embestida transmitía emoción, la labor del torero llegaba a los tendidos y al
matar de estocada bien ejecutada y certera, se pidió la oreja, que fue
concedida.
Álvaro
Lorenzo sorteó dos toros con posibilidades de triunfo. Aceleraba los muletazos,
poco sometimiento por bajo. Algunos enganchones. Poco toreo en redondo. Mucho
toreo rectilíneo. Mató fatal a su primero. En definitiva, no supo o no pudo con
sus oponentes.
Ginés
Marín se dejó ir con las orejas puestas un tercer toro al que dio muchos pases,
pocos de calidad, sin someterlo por bajo, ni mandar en su labor.
En el
sexto, que se apagó demasiado pronto en la muleta, no aprovechó las pocas tandas
que tenía. Otra vez ese toreo moderno rectilíneo con el toro hacia fuera, que
desdibuja la estructura de una buena faena.
Torrestrella
ofreció la sensación de que hubo posibilidades de triunfo que fueron desaprovechadas por una
terna que debe madurar bastante.
Diego
Martínez. UTAA-SEVILLA
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