jueves, 27 de abril de 2017

SEVILLA. 26 DE ABRIL DE 2017



TOROS DE TORRESTRELLA PARA JOSÉ GARRIDO, ÁLVARO LORENZO Y GINÉS MARÍN.

CORRIDA DE MUCHOS MATICES

        Primer festejo del ciclo continuado de la Fería de Abril. Cártel del gusto de aficionado porque  ante astados de Torrestrella, hierro encastado, se enfrentan tres toreros jóvenes que intentan rompen el escalafón para hacerse hueco e imponer su torería.
        El primer matiz es que su tauromaquia  no rompe con los cánones modernos del toreo actual. Es más de lo mismo y aunque se esperaba cierta calidad en su labor, lo cierto es que en términos generales salimos decepcionados.
        Cierto es que los toros de Álvaro Domecq no son la “tonta del bote” de los dos festejos anteriores. Sin llegar a ese medio toro que nos tienen acostumbrados las figuras, los toros jerezanos, ni aburrieron al aficionado, ni se “dejaron”, sino que plantearon los problemas que conlleva la casta y transmiten esperanza de faenas trabajadas y algo de emoción a los tendidos.
        Los dos borrones de Torrestrella fueron la manifiesta flojedad del primero y las dudas que al aficionado presentaban los pitones del lidiado en segundo lugar. Eran defensas que pedían a gritos un análisis posterior, pero ya sabemos que los presidentes y veterinarios están a otras cuestiones.
        Ni que decir, que una vez más la suerte de varas fue también puro teatro, estafa clara y continuada al aficionado al que entre todos hurtan una parte tan importante de la lidia.
Advertencia a José Garrido. Es su obligación colocar al toro en suerte tras la raya de menor diámetro. Nadie tomará cartas en el asunto.
Lo mejor de la tarde lo firmó Garrido en el cuarto. Lances primorosos con el capote y faena vibrante con la muleta. Comenzó de rodillas para calentar. Dos tandas con la derecha ganando terreno para fuera y continuidad con la izquierda, aunque ya más desigual su labor. Como el toro tenía poder y su embestida transmitía emoción, la labor del torero llegaba a los tendidos y al matar de estocada bien ejecutada y certera, se pidió la oreja, que fue concedida.
Álvaro Lorenzo sorteó dos toros con posibilidades de triunfo. Aceleraba los muletazos, poco sometimiento por bajo. Algunos enganchones. Poco toreo en redondo. Mucho toreo rectilíneo. Mató fatal a su primero. En definitiva, no supo o no pudo con sus oponentes.
Ginés Marín se dejó ir con las orejas puestas un tercer toro al que dio muchos pases, pocos de calidad, sin someterlo por bajo, ni mandar en su labor.
En el sexto, que se apagó demasiado pronto en la muleta, no aprovechó las pocas tandas que tenía. Otra vez ese toreo moderno rectilíneo con el toro hacia fuera, que desdibuja la estructura de una buena faena.
Torrestrella ofreció la sensación de que hubo posibilidades de  triunfo que fueron desaprovechadas por una terna que debe madurar bastante.
Diego Martínez. UTAA-SEVILLA
  

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