UNION
TAURINA DE ABONADOS Y AFICIONADOS DE SEVILLA
SEVILLA,
20 DE ABRIL DE 2018. TOROS DE JUAN PEDRO DOMECQ PARA ENRIQUE PONCE,
J.M. MANZANARES Y GINÉS MARÍN
TOROS
DE GRANJA Y TOREROS ENFERMEROS
Juan
Pedro siempre acierta en Sevilla. Viene a fracasar y fracasa. Sus
presuntos toros son la base del descaste de bravo en la mitad de las
dehesas, pero en todas las que prefieren las presuntas figuras.
El
término que escribía el columnista de ABC, Ignacio Ruíz Quintano
el otro día, se ajusta perfectamente a los “juanpedros”. TOROS
DE GRANJA. Ni un mal gesto ni una mala acción. Y por si fuera poco,
inválidos, flojos y medio moribundos.
La
tarde de hoy no es para olvidarla. Hay que tenerla muy en cuenta para
que Juan Pedro no se acerque a Sevilla en un radio de cien
kilómetros. La antítesis del toro bravo, fiero y encastado es el
torillo de Juan Pedro, pero la culpa no es exclusiva del granjero. La
panda de toreros que piden estos toretes son corresponsables también
del desaguisado de esta tarde y de muchas otras.
Si
un torero tiene que hacer de enfermero toda la tarde, no solo le hace
flaco favor a la Fiesta, sino que con su actitud da la vuelta a la
misma esencia de la tauromaquia.
Decía
un matador tras matar uno de sus toros “he tenido que ayudar al
toro”. Con estas seis palabras se resume no solamente esta nefasta
tarde, sino a casi todas las tardes taurinas de esta bendita piel de
toro.
La
plaza lucía hoy el color de los advenedizos. Tendidos abarrotados y
dispuestos a aplaudir cualquier cosa, pues ni eso aprovechan el
empresario, el granjero y los toreros.
Así,
de esta guisa la tarde, se devolvieron dos toros, pero los cinco
restantes, porque el primer sobrero también fue al corral, estaban
tullidos, tristes y melancólicos.
Qué
pena de Fiesta y de toros. Cuando los toros dan pena en vez de miedo,
es mejor echar el telón.
A
los enfermeros toreros les debe doler las muñecas de tanto echar
capotes al cielo y la muleta a media altura. Esas herramientas usadas
de esa manera desnaturalizan cualquier labor y esconde las flojeras
de los toretes. Y todos a tragar.
Perfecta
ha salido la crónica sin nombrar a los toreros. No lo merecen. En el
pecado llevan la penitencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario