UNION
TAURINA DE ABONADOS Y AFICIONADOS DE SEVILLA
SEVILLA,
14 DE ABRIL DE 2018. TOROS DE VICTORIN MARTÍN PARA ANTONIO FERRERA,
MANUEL ESCRIBANO Y DANIEL LUQUE
VICTORINO,
DE PADRE A HIJO
Es
preocupante, ojalá nos equivoquemos, la deriva descendente de este
hierro desde que el hijo del gran Victorino Martín tomó las riendas
de la ganadería. Aquel toro encastado, que peleaba de poder a poder
en la suerte de varas, que llegaba a la muleta pidiendo guerra con
problemas, pero no exento de calidad, cada vez sale menos en las
plazas.
Esta
tarde en Sevilla no parecían “victorinos”. Demasiada flojedad y
demasiada nobleza boba imperante en estos tiempos.
En
la suerte de varas, muchos puyazos fueron simulados, apenas se
pudieron hacer quites. Estos no son los “victorinos” de siempre.
Por eso la tarde fue aburrida en general, excepto dos ramalazos
toreros de Escribano y Luque.
La
tauromaquia de Escribano es arrebatadora y de mucho pundonor. Sus dos
toros los recibió a portagayola, con lo que eso significa de
peligro. Al quinto le enjaretó en la misma puerta de chiqueros
varias verónicas, sentidas y ajustadas que pusieron al público en
pié. Luego sus toros se vienen a menos y esa condición es lo que no
necesita el de Gerena.
Daniel
Luque nos gustó en su primer enemigo. No era nada fácil. Pedía más
lidia que estética. Y eso fue precisamente lo que hizo. Le plantó
cara. Atacó al toro por los dos pitones hasta lograr su dominio.
Su
segundo embestía mejor por el pitón derecho, pero su labor
tuvo altibajos. Por el izquierdo demasiado complicado, aunque pudiera
haber optado por machetear y dominar como hizo en el tercero.
Ferrera
sorteó un lote flojo que llegaron a la muleta tras varias caídas y
nula transmisión. Lo mejor su dominio lidiador en el primero para
empaparlo en el capote a su salida y ganarle terrenos hasta pararlo
en la boca de riego.
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