Si
el ganadero Leopoldo de la Maza puede escribir un libro, este modesto
aficionado, tras su paso durante 21 años por la Maestranza como Delegado de la
Autoridad, podría escribir otro libro, pero un libro de satisfacciones, de
emociones, de recuerdos maravillosos que encendían la afición.
Esta
maldita lacra que corroe la Fiesta se ha llevado por delante otra ganadería. Ya
no podremos ver más a Oliva Soto torear de verdad un “condeso”. Ya no podremos
ver como esos toros derrotaban en las tablas una y otra vez y las astas
intactas. Ya no podremos pasar por Los Arenales, parar el coche y extasiarnos
con la belleza de esos toros. Ya no podremos ir a Pamplona, Cenicientos o
Francia a disfrutar con una verdadera suerte de varas con los toros del Conde
de la Maza.
Ese
ganadero monárquico con pinta de cazurro, hoy en el cielo, estará pasando una
mala tarde. Dirá que cuantos esfuerzos para nada. Ya no volverán esas tardes
para aficionados exigentes con sus toros
encastados.
El
medio toro sobrevive al toro encastado, es otra razón por la cual también
estamos tristes los aficionados. La frase acuñada de “el enemigo está dentro”
surge de nuevo.
Leopoldo,
comprendemos tus razones para mandar al matadero tu ganadería, pero comprende
tu las nuestras, nos sentimos un poco más huérfanos.
Un
abrazo ganadero
Diego
Martínez González. Pte. UTAA-SEVILLA
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