Gloria Cantero Martinez

 

Gloria Cantero.

Por Juan Antonio Hernández

En mi andadura por la fiesta de los toros he conocido muchas personas, aficionados mejores que yo, aficionadillos, corrutos, lamepollas y cobardes y todo tipo de calaña.

Siempre he intentado apartar los marrajos y quedarme con lo bueno, con lo que merece la pena, con lo bravo, y sobre todo con coherencia.

Una de estas personas fue hace unos poquitos años, Gloria Cantero, de Arguazas pueblo de la región de Murcia. Fue a través de un artículo y supe enseguida que esta tenía que ser una persona que debía acompañarme en mi ruta por esta vida, si ella me concedía ese honor.

Así a sido desde que nos conocimos por teléfono e internet que todavía por desgracia para mí no ha sido posible físicamente, pero espero que esto se corrija más pronto que tarde, aunque sinceramente, esta circunstancia tampoco es tan trascendental porque a través de los medios modernos el contacto es casi diario.

Gloria es un lujazo de mujer en todos los sentidos. Como Persona, como aficionada y como escritora. Hace de su vida una lidia, pudiendo, mandando templando y cargando la suerte con coherencia sin dobleces sin tapujos de frente y por derecho. El 99% de la gente y sobre todo de la afición no le llegamos ni a la suela de sus zapatos, bonitos, por cierto, encima siempre los lleva con elegancia torera.

Todo esto viene a cuento porque los marraj@s, los mans@s de mierda y de libro, no pueden soportar que una de las personas más puras les de sopas con hondas en todos los sentidos. Son incapaces de aprender de sus reflexiones, de sus propuestas y opiniones. No les llega el cerebro a mas que el insulto, sin darse cuenta que eso los identifica más.

De un tiempo a esta parte viene siendo atacada insultada indignamente, incluso yo diría con violencia de género. Sé que a ella no le hace falta esta defensa ante los marraj@s, se puede solita, ahora bien, me pongo incondicionalmente a su lado y siempre estaré mientras ella quiera. Para terminar, solo decirle que considere esas cornadas como las grandes medallas que hay que llevarlas con mucho orgullo, aunque algunas de ellas duelan porque vienen de los que confías, por ello ¡ojo! hasta el rabo todo es toro y no te puedes confiar.

Sé que suelo arrejuntar mal las letras y sobre todo ni color como lo hace Gloria, pero creo que debía, que tocaba.