El Chofre
Juan Antonio
Hernández
Leo por ahí que Fandiño ha muerto, el comentario normalmente
es de los taurineadores, pues miren no, lo justo lo honrado es decir las cosas
con claridad y dejar las tonterías para otro momento. Un toro de Baltasar Iban ha matado a Fandiño. Tengo que decir una
vez más alto y claro que todos los toros matan, pero de la misma manera que
mata un andamio, una zanja mal apuntalada, un camión, una máquina en cualquier
empresa y todo por el avance en nuestra calidad de vida, por el avance de la
humanidad. Así es la vida.
Nunca fue un
torero que contara con mis simpatias, pero cuidado de la misma manera él
intentó entrar en el club de los privilegiados y se quiso encumbrar en lo de la
fiesta circo, también digo que aquello de templar mandar y parar, cargando la suerte se le hacía complicado, es decir, segun algunos ahora, de alguna
manera los dos nos faltábamos al respeto, aunque la diferencia estaba en que yo
sudaba mi entrada y el sudaba para con toda legitimidad llevarse mis sudores.
Nunca me emocionó, pero era un torero.
Digo todo esto para que nadie dude que ahora quiero hacer el hipócrita, muy al contrario intento explicar mi versión y porqué esta trágica muerte. Fandiño tenía muchas carencias como torero, pero ¡ojo! no más que el noventa por ciento del escalafón, por otra parte una gran virtud, era torero, soñaba con eso que ahora dicen, estar en figura, o mejor, en la cumbre y aquí voy al meollo de la cuestión. Durante años luchó por estar arriba jaleado unas veces más y otra menos por esos taurinedores que engordan el sistema, hasta tal punto quería ser grande y llegar a lo más alto, que le vendieron la moto de encerrarse en Madrid con una corrida de ganaderías de toros bravos; había caído en la trampa, estaban jugando con sus sentimientos, lo echaron a los leones cuando todo el mundo sabía del fracaso anunciado, pero la plaza se llenó y se hizo caja, mientras Fandiño había picado el anzuelo por sus ganas y su lucha de llegar a lo más alto; paradójicamente en esa encerrona no quiso lidiar un toro de la ganadería, que le dio la opción, por su bravura, una tarde de un dos de junio de 2011, de que muchos comenzaron a hablar de él y que les sirvió a algunos para de alguna manera engañarlo, “Podador” se llamaba el Cuadri, que resultó premiado con un azulejo en el Batán como el toro más bravo del serial isidril.
Después de ese
fracaso su osadía le costó que todo el
estamento taurino lo fuera arrinconando como a montones de toreros y que
tuviera que cambiar el chip para lidiar toros bravos, SÍ, esos que los del
arriba del escalafón no quieren ni verlos y se llaman figuras.
Pero Fandiño siguió con su profesión a pesar
del desprecio de todos los que anteriormente le idolatraban y jaleaban, como se
ha comprobado todo falso, y su tristeza la iba arrastrando por las plazas. Ya
no digo que los mal llamados figuras lidien los que otros están lidiando, porque
es una batalla perdida, ya que ni los
supuestos aficionados lo exigen, pero ¿por qué no se ha exigido que el
malogrado torero, ese que durante un tiempo llegó a saborear las mieles del
triunfo, lo acartelaran con esos “compañeros”, ¿no dicen ahora que era un
grande? hipócritas falsos y antitaurinos, llamados figuras?
Pero ¡ojo! que el
problema sigue, esa casta que domina ahora la fiesta, está arrastrando a la
tragedia a muchos más toreros, que sin bagaje de corridas, cada vez que se
visten de luces se tienen que jugar la vida con toros bravos, porque el
escalafón está copado por los sinvergüenzas que ahora se dan golpes de pecho y
nos les dejan ni asomar por una plaza junto a ellos, Fandiño incluido, porque saben que tienen más amor a la fiesta y muchos más cojones que
todos juntos.
Pero como decía el
toro mata, si, si unos más que otros y los valientes tienen más papeletas, pero
lo que no es de recibo es que siempre los toros bravos les toquen a los mismos,
hipócritas.
No quiero dejar
pasar la oportunidad de llamar sinvergüenzas a todos esos que habiendo sido
mimados por los públicos y los aficionados, ahora aprovechen las tragedias para
arrimar el ascua a su sardina y me ha dolido en especial un señor que durante
toda su vida taurina ha vivido de esa afición, que ahora dice que es responsable
de la muerte de Fandiño. Sr. Esplá, por favor, tápese, no merecemos esos
comentarios por el hecho de que ahora sea Ud. un estomago agradecido, no
merecemos esos comentarios, se da la circunstancia de que a Ud. lo han aguantado
por el simple hecho de ser algo mejor que los demás lidiando, pero no ha toreado
en su vida y ahora encima tenemos que aguantar sus insultos, tápese, hombre,
tápese.
Descanse en paz torero y si puede allá en donde esté, procure
hacer algo por esos grandes
profesionales que tarde tras tarde se enfrentan a toros de Los Maños, de
Baltasar Iban, de Dolores Aguirre, de Cuadri, de Prieto de la Cal, de
Valdellán, es decir de toros criados y seleccionados en bravura para toreros en
el ruedo y aficionados en el tendido.
Maestro Toni, se puede decir más alto pero más coherente y meridianamente claro NO...AMÉN...un fuerte abrazo...seguimos en ruta
ResponderEliminarPedro
es la primera vez que leo sus escritos, gracias por aclararme unas dudas con su analisi tan clara Comparto totalmente GRACIAS un saludo desde Milan Italia
ResponderEliminaróle!!!
ResponderEliminarDe un aficionado a los TOROS a un matador de TOROS .......
ResponderEliminarGracias y felicidades al autor de esas palabras tan justas
Abrazos, maestro TONI