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Novillos de Couto de Fornilhos
para Juan Carlos Benítez. Adrien Salenc y Carlos Ochoa.
Adiestrados para la monotonía.
Vacíos, nulos de casta, alternando
mansedumbre con sosería extrema. Un auténtico aliento para
promover el bostezo y el sopor extremo que los de Couto de Fornilhos trajeron
oculto tras unas hechuras impecables, remates incuestionables pero que
en esencia, ni convenció, ni apenas sirvió más que para darles una
lidia decente, aseada y empuñar las espadas con efectividad y honradez. Casi
nada en los tiempos que corren...
Es muy probable que pidamos un
imposible pero cuando toda una novillada va cayendo en esa mediocridad, seria
todo un detalle que las faenas eternas y prefabricadas, se acortasen en
al menos, la cuarta parte del interminable número de pases
infundados y sinsustancia.
Sería muy de agradecer que esta
savia nueva, futuros matadores de toros aún con solo la ilusión por montera,
aprendiesen como básico precepto, la atención a lo que en el ruedo sucede
durante todos los tercios que componen la totalidad del festejo y así no
tendríamos que sufrir los desastrosos tercios de varas que, teniendo en
cuenta lo reducido del ruedo calasparreño y la triste realidad que muestra a
unos picadores muy limitados de oficio y ejecución junto a los posibles
efectos secundarios que se derivan del obviar el acompañamiento al caballo
cuando se retira a corrales o la colocación de auxilio al compañero, llegue a
suponer todo un alarde de despropósitos que ni la mayor de las benevolencias
asociadas a la falta de oficio puede excusar.
Y así, llegábamos a la muleta
donde pudimos comprobar la falta de acople que mantuvo a Julio Benítez
desconfiado frente al primer y cuarto novillo de los tres que tuvo que
estoquear al resultar cogido de fea forma su compañero Adrien Salenc y que
acabó despachando sin compromiso ni entrega.
Al novillero francés no le negaré
su disposición y ganas de agradar pero el tan sobado recurso de las largas
cambiadas como recibo de capote muy pegado a tablas le valió un susto que
afortunadamente quedó en eso. Por lo demás, más de lo mismo que tampoco
provoca o aviva nuestra esperanza.
Carlos Ochoa cerraba cartel y a
pesar de lo poco que pudo hacer ante sus oponentes, esa falta de colocación o
la búsqueda por la aclamación sin armazón ni razones no puede valer para
tomar las de Villadiego y darse una vueltecita por el ruedo "porque yo
lo valgo". Así, no.
Lo mejor de la tarde llegó con el
arrastre del sexto Couto de Fornilhos. Y es que para algunos, acudir a
la llamada del toro y volver enfermo de apatía es un grave accidente para
hacérselo mirar o confiar en que será algo pasajero y en la próxima
hallaremos el remedio. Que así sea.
Ficha del festejo :
Calasparra. Tercera Feria del
Arroz. Martes, 5 de Septiembre.
Novillos de Couto de
Fornilhos, bien presentados pero deslucidos y descastados.
Juan Carlos Benítez: ovación
y silencio más ovación que recoge tras dar muerte al quinto de la
tarde.
Adrien Salenc: saludos y herido (luxación de hombro y traumatismos diversos a
estudiar en examen radiológico).
Carlos Ochoa: vuelta al ruedo por su cuenta y silencio.
Menos de media entrada en tarde
calurosa y soporífera.
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Gracias amiga Gloria, a ver si acaso en las que quedan...un abrazo
ResponderEliminarPedro