para Carlos Aranda. Aquilino Girón y Cristian Pérez.
Por
Gloria Cantero Martínez
Los
Cuadri no tienen quien les entienda.
Aún a estas horas, altas horas ya de
la madrugada, sigo preguntándome cómo o qué escribir de una novillada que no
nos han dejado ver.
Aún a estas horas no alcanzo a
explicarme qué razones llevaron a las cuadrillas de los tres novilleros
acartelados en la tarde de hoy a protagonizar semejante atropello a la
novillada en particular y a la propia fiesta de los toros en general que si han
sido capaces de maltratar a base de desconocimiento, trampas ignominiosas,
viles castigos desproporcionados a seis animales con posibilidades de
propiciar triunfo, ustedes me dirán hacia dónde nos lleva este camino en pro de
un espectáculo que genere una mínima atracción y no nos lleve al hoy también,
manifiesto desaliento.
Aún a estas horas quisiera saber si
estos novilleros aman la fiesta o simplemente la ven como un medio para ganar
dinero lo más rápido posible escuchando únicamente esos cantos de sirenas
envenenados y despreciando el sacrificio, la entrega, el insistente
aprendizaje, la afición en suma.
Y a estas horas me atrevo a afirmar
que mucho han de cambiar sus procedimientos si estos tres jóvenes quieren tener
algún día la oportunidad de ser matadores de toros. Ojalá me equivoque...
Y Ojalá me equivoque, pero entiendo
que no se puede llegar a Calasparra despreciando una más que espectacular
novillada de hechuras cuajadas, rematada impecablemente, Cuadrientipada, hermosa.
No se puede si te rodeas de unos
compañeros de lidia o cuadrillas que debieron dejarse la profesionalidad
en sus domicilios y en vez de "trabajar" para sus novilleros,
hicieron lo imposible por dificultar al máximo la labor de los coletudos.
No se puede si ni siquiera un atisbo
de hambre, ganas, dejarse la piel de novillero pudimos apreciar en ellos.
Es posible que el hierro pese
demasiado y esta H tumbada marcada en la piel de los toros lleve implícita una
especie de terror psicopático en los toreros que les lleva a mostrar una
cobardía indigna del traje que visten. La cuestión es que a los seis novillazos
de Cuadri se les masacró en varas tomando solo una y tapándoles la salida
descaradamente y por si algo faltaba los picadores siempre con el puyazo hecho
y sin cuidar la colocación en absoluto.
En banderillas, el sainete fue de
escándalo: en el ruedo se contaban los palos caídos por doquier, los
rehileteros huían despavoridos hacia las tablas dejando solo un palo y pidiendo
el cambio a la presidencia y les aseguro que ninguno de los toros presentó esas
tan "grandes dificultades" que alimenta la leyenda.
Y qué decir de la brega con los
capotes...aquellos trapos múltiples volaban por los aires. Capotazos, perdón,
mantazos por doquier y sin sentido, sin olvidar la indigna manía de llamar la
atención de los novillos desde los burladeros para que derroten sin
miramientos.
En fin, una cutre capea de despedida
de solteros alcoholizados y soñolientos.
En cuanto al comportamiento de los
novillos, destacó el tercero que fue aplaudido de salida y también en el
arrastre. Encastado y bravo, embistió a ley por los dos pitones pronto y
codicioso. Se fue sin torear.
El resto, un primero justo de
fuerzas y noble. Segundo, cuarto y quinto que no nos dejaron ver y un sexto que
se paró en la muleta porque también así sucede con la casta de estos toros: les
enseñas con malas artes, aprenden rápidamente y o se ponen imposibles que no
fue el caso o se aburren de puro absurdo. Ninguno de ellos manseò, todos acabaron
con la boca cerrada, moviéndose con prontitud y brío en los dos primeros
tercios. Nobles pero no bobos que pedían papeles de entendimiento y un mínimo
oficio.
Y a pesar de tanta desolación y
aún a estas altas horas de la madrugada me declaro insistentemente partidaria y
defensora de los toros de Cuadri.
Me declaro pues, defensora de un
empeño ganadero por ser robinsones en un océano taurino de manipulación,
mentira, estafa e imposiciones de intereses mayoritariamente económicos.
Me declaro defensora del toro de
lidia a pesar de no tener quien le entienda ni siquiera hacer el intento.
Allá quien le guste otro tipo
de "tauromaquia", con su pan se lo coman y con su cartera se lo
paguen.
Ficha del festejo: Calasparra.
Quinta novillada de la XXX Feria del Arroz.
Novillos de Cuadri de excelente
presentación. Destacaron tercero, cuarto y quinto.
Más de media entrada.
Carlos Aranda: silencio tras dos
avisos y silencio tras aviso.
Aquilino Girón: pitos tras aviso y
pitos.
Cristian Pérez: vuelta al ruedo
(inexplicable) y silencio tras aviso.
Nota: al término del festejo, la
afición de Calasparra que recibió con ilusión la novillada de Cuadri, mostró su
indignación sin reservas.
También me declaro defensora de
Calasparra
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