domingo, 8 de septiembre de 2019

Calasparra. Cuadri




para Carlos Aranda. Aquilino Girón y Cristian Pérez.
Por Gloria Cantero Martínez
Los Cuadri no tienen quien les entienda.
Aún a estas horas, altas horas ya de la madrugada, sigo preguntándome cómo o qué escribir de una novillada que no nos han dejado ver.






Aún a estas horas no alcanzo a explicarme qué razones llevaron a las cuadrillas de los tres novilleros acartelados en la tarde de hoy a protagonizar semejante atropello a la novillada en particular y a la propia fiesta de los toros en general que si han sido capaces de maltratar a base de desconocimiento, trampas ignominiosas, viles castigos desproporcionados a seis animales con  posibilidades de propiciar triunfo, ustedes me dirán hacia dónde nos lleva este camino en pro de un espectáculo que genere una mínima atracción y no nos lleve al hoy también, manifiesto desaliento.

Aún a estas horas quisiera saber si estos novilleros aman la fiesta o simplemente la ven como un medio para ganar dinero lo más rápido posible escuchando únicamente esos cantos de sirenas envenenados y despreciando el sacrificio, la entrega, el insistente aprendizaje, la afición en suma.
 
Y a estas horas me atrevo a afirmar que mucho han de cambiar sus procedimientos si estos tres jóvenes quieren tener algún día la oportunidad de ser matadores de toros. Ojalá me equivoque...

Y Ojalá me equivoque, pero entiendo que no se puede llegar a Calasparra despreciando una más que espectacular novillada de hechuras cuajadas, rematada impecablemente, Cuadrientipada, hermosa.



No se puede si te rodeas de unos compañeros de lidia o cuadrillas que debieron dejarse la profesionalidad en sus domicilios y en vez de "trabajar" para sus novilleros, hicieron lo imposible por dificultar al máximo la labor de los coletudos.

No se puede si ni siquiera un atisbo de hambre, ganas, dejarse la piel de novillero pudimos apreciar en ellos.

Es posible que el hierro pese demasiado y esta H tumbada marcada en la piel de los toros lleve implícita una especie de terror psicopático en los toreros que les lleva a mostrar una cobardía indigna del traje que visten. La cuestión es que a los seis novillazos de Cuadri se les masacró en varas tomando solo una y tapándoles la salida descaradamente y por si algo faltaba los picadores siempre con el puyazo hecho y sin cuidar la colocación en absoluto.

En banderillas, el sainete fue de escándalo: en el ruedo se contaban los palos caídos por doquier, los rehileteros huían despavoridos hacia las tablas dejando solo un palo y pidiendo el cambio a la presidencia y les aseguro que ninguno de los toros presentó esas tan "grandes dificultades" que alimenta la leyenda. 
Y qué decir de la brega con los capotes...aquellos trapos múltiples volaban por los aires. Capotazos, perdón, mantazos por doquier y sin sentido, sin olvidar la indigna manía de llamar la atención de los novillos desde los burladeros para que derroten sin miramientos. 

En fin, una cutre capea de despedida de solteros alcoholizados y soñolientos.

En cuanto al comportamiento de los novillos, destacó el tercero que fue aplaudido de salida y también en el arrastre. Encastado y bravo, embistió a ley por los dos pitones pronto y codicioso. Se fue sin torear.

El resto, un primero justo de fuerzas y noble. Segundo, cuarto y quinto que no nos dejaron ver y un sexto que se paró en la muleta porque también así sucede con la casta de estos toros: les enseñas con malas artes, aprenden rápidamente y o se ponen imposibles que no fue el caso o se aburren de puro absurdo. Ninguno de ellos manseò, todos acabaron con la boca cerrada, moviéndose con prontitud y brío en los dos primeros tercios. Nobles pero no bobos que pedían papeles de entendimiento y un mínimo oficio.

Y a pesar de tanta desolación y aún a estas altas horas de la madrugada me declaro insistentemente partidaria y defensora de los toros de Cuadri. 

Me declaro pues, defensora de un empeño ganadero por ser robinsones en un océano taurino de manipulación, mentira, estafa e imposiciones de intereses mayoritariamente económicos. 

Me declaro defensora del toro de lidia a pesar de no tener quien le entienda ni siquiera hacer el intento.

 Allá quien le guste otro tipo de "tauromaquia", con su pan se lo coman y con su cartera se lo paguen.


Ficha del festejo: Calasparra. Quinta novillada de la XXX Feria del Arroz.
Novillos de Cuadri de excelente presentación. Destacaron tercero, cuarto y quinto.
Más de media entrada.

Carlos Aranda: silencio tras dos avisos y silencio tras aviso.

Aquilino Girón: pitos tras aviso y pitos.

Cristian Pérez: vuelta al ruedo (inexplicable) y silencio tras aviso.


Nota: al término del festejo, la afición de Calasparra que recibió con ilusión la novillada de Cuadri, mostró su indignación sin reservas.
También me declaro defensora de Calasparra

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